Como ya ocurriera la vez anterior, desde aquí volvemos a
apoyar la huelga general. Además os dejo un artículo de opinión que leí ayer,
titulado, “Declaración de Huelga” y un vídeo, que a mí al menos me pone la
carne de gallina.
“La
huelga no sirve para nada. No nos hacen caso. No es el momento de hacerla. Es
una huelga convocada por los sindicatos que han sido cómplices de los partidos
políticos. Estoy cansado de protestar y de que nadie nos escuche. No puedo
permitirme perder un día de sueldo. Tengo miedo a que me echen si hago huelga.
Estoy harto de arriesgarme para luchar por los derechos de los que no la hacen.
Cuando gobierna la izquierda no se convocan tantas huelgas. Hacer huelga
general en medio de la crisis es una irresponsabilidad.
He leído y escuchado
muchas justificaciones como éstas para no secundar las huelgas generales y en
concreto la huelga general de este miércoles, 14N. Entiendo muchas de ellas,
respeto algunas, pero no comparto ninguna. Por una sencilla razón: siento que no me queda más remedio que hacer esta
huelga. Me han empujado a hacerla empujándonos contra las
cuerdas. Me han forzado a hacerla condenándonos a trabajos forzados. Nos han
llevado hasta tal punto de desesperación y desesperanza, de indignación y
abandono, de paro y penuria, que no me queda más remedio que parar para
pararles, de hacer huelga para tener una esperanza y de indignarme para no
sentir que me abandono.
No sólo es que quiera
hacer huelga, no sólo es que creo que debo hacerla, es que siento que tengo que
hacerla porque si no la hiciera, ya no podría llamarme a mí mismo ciudadano. Me llamaría vasallo. No pretendo desacreditar a quienes no
creen en esta huelga, por favor, que nadie se sienta insultado. Sólo digo que
si yo no la hiciera, sentiría que estoy faltando a mi deber como miembro de
esta sociedad que se desmiembra. He dicho bien: un deber, no sólo un derecho.
Esta
huelga es un deber porque derechos no nos quedan. Sólo nos quedan
obligaciones: la obligación de obedecer por decreto y por la fuerza a los
recortes, repagos, desahucios, rescates bancarios, congelaciones salariales,
subidas de impuestos, bajada de las pensiones, abaratamiento del despido,
privatización de la Sanidad, empobrecimiento de la Educación, reducción de la
prestación de desempleo, censura y control de los medios de comunicación
públicos. Y mientras la mayoría sólo tiene obligaciones, la minoría sólo tiene
derechos. Derechos que son privilegios, pues sólo ellos los tienen: privilegios
bancarios, fiscales, políticos y judiciales. Por eso también la huelga se ha
convertido para mí en una obligación. Me impongo la huelga mientras nuestros
gobernantes impongan la desigualdad social por decreto.
Me impongo la huelga
por decreto porque no me han dejado otra. No me han dejado otra opción porque
están acabando con todas nuestras opciones de vida. Y no es que crea que esta
huelga es la única posibilidad de protesta, pero pienso que no podría reclamar
más opciones si dejo pasar una sola de las pocas oportunidades que tenemos de manifestar
nuestro desacuerdo. Ellos no pierden oportunidad para hacernos retroceder.
Nosotros no podemos dejar pasar una manifestación, una protesta, un artículo,
una sentada, una huelga, una cacerolada, para decirle a este Gobierno incivil,
a esta Oposición cómplice y a este Parlamento enfermo que no toleramos más sus
ataques, sus traiciones y sus desprecios. Yo ya no puedo. Para mí esta huelga
es ineludible. Una vez que di el primer paso para oponerme a este ataque a los
ciudadanos, ya no puedo echarme atrás mientras no den marcha atrás. Por más que
me repitan que esta huelga no sirve. La única que
huelga que seguro que no sirve es la que no se hace.
Estoy casi convencido
de que no será una de las huelgas generales más seguidas (espero equivocarme) y
aun así estoy más convencido que nunca de que hay que hacerla. Aunque el
Gobierno y sus exégetas de la prensa insulten, menosprecien y caricaturicen a
los huelguistas. Aunque parezca que no ha tenido incidencia ninguna. Todo eso
me da igual. Me da igual si es una huelga oportuna, necesaria o útil. Hay cosas que uno siente que tiene que hacer aunque
no sirvan para nada. Por
su propia dignidad, por su conciencia, por su compromiso.
Además, es incierto que
sea inútil. Si durante estos últimos cuatro años, los miembros de la Plataforma
de Afectados por la Hipoteca hubieran pensado por una sola vez que su lucha no
iba a dar resultado, si hubieran decidido no ir a parar un desahucio porque
sabían que era inevitable, hoy no estaríamos hablando de que el Gobierno y la
Oposición quieren pactar una nueva ley para parar los desahucios ni de que la
banca ha suspendido de forma inmediata los casos más extremos. Por los que
luchan cada día, no solo el día de huelga, yo hago huelga.
Es más, no solo hago
huelga, declaro la huelga porque definitivamente estamos en lucha. Declaro la
huelga a todos nuestros representantes porque están en huelga como
representantes nuestros.
Yo le declaro la huelga al Gobierno y al resto del Parlamento porque le
han declarado la guerra al ciudadano. Le declaro la huelga porque no me rindo.
Y no tengo más remedio que declararle la huelga porque creo que aún hay
remedio."