El fin de semana pasado (18-20 febrero) nos fuimos de voluntariado ambiental a Bamff. Está a unas dos horas en coche de Edimburgo, hacia el norte.
Íbamos con un poco de incertidumbre, sin saber muy bien dónde nos habíamos metido y pensando que, quizá, habíamos ido a parar directos a una secta, pero todo lo contrario, pasamos un gran fin de semana!!
Salímos de Edimburgo el viernes por la tarde. Fuimos al punto de recogida, totalmente equipados para la ocasión y allí conocimos al resto de personas que serían nuestros compañeros. Eran 9 personas, todas de Reino Unido excepto una chica francesa (aunque lleva 10 años en Edimburgo así que para el caso es lo mismo) y un chico australiano (que para el tema del idioma no hay tampoco diferencia). Todos nos subimos a la furgoneta en la que en los lados se podía leer,en letras grandes y verdes “Green Team” y empezó el viaje.
Fuimos a parar a una casa ENORME rodeada de pastos y ovejas. Además la casa era laberíntica, con puertas que daban a otras zonas que ni siquiera sabías que existían! Tenía mil objetos, muebles, fotografías, libros etc. antiguos. Estaba ambientada como debía de haber sido hacía tiempo.
De esa primera noche destacar que para cenar tuvimos, como ellos la llamaron, “paela” vegetariana, que, a pesar de que estaba buena, ni que decir tiene que de paella sólo tenía el color del arroz.
Casa siniestra donde nos hospedamos |
El sábado por la mañana nos encontramos con la sorpresa de que había empezado a nevar. No fue una gran nevada, pero lo justo para que de lo único que tuviese ganas esa mañana fuera de quedarme calentita en la casa.
Pero había trabajo que hacer así que después de desayunar porridge (gachas), nos pusimos manos a la obra. Aunque hacía bastante frío (creo que oí que esa mañana habíamos estado a -5ºC) al rato, con el ejercicio, no fue tan horrible como puede parecer! Lo que estuvimos haciendo fue talar y podar abedules . En la zona en la que estábamos había una gran cantidad de árboles unos junto a otros, así que con lo que hacíamos se pretendía favorecer que los que dejábamos en pie tuvieran suficiente espacio para crecer como toca, favorecer el paso de luz etc.
Uno de ésos dos tenía que caer |
Eso es lo que también estuvimos haciendo el sábado por la tarde y el domingo por la mañana. Como ya no había nevado más y la nieve se había empezado a derretir se estaba mucho mejor y se agradecía estar allí.
Con los trozos de árbol que íbamos cortando hicimos “tipis” que la gente local utilizaría para el fuego de chimeneas y demás.
Campo de "tipis" |
En la zona en la que estuvimos se había llevado a cabo la reintroducción del castor. Así que tuvimos tiempo de dar una vuelta por los alrededores mientras un hombre del lugar nos explicaba todo el asunto. Al menos la parte que entendí era bastante interesante. Nunca había visto el resultado que la actividad de los castores tiene en los árboles y la verdad es que impresiona bastante. Pudimos ver árboles (algunos de ellos bastante grandes) echados abajo apreciándose justo, la zona donde los castores habían actuado.
Aunque el domingo al regresar estábamos muy agotados, el trabajo no fue tan duro como puede parecer. Además todas las veces que estuvimos faenando (sábado mañana y tarde y domingo por la mañana) parábamos a mitad para tomarnos un té/café con galletas, allí mismo!
Al irnos tuvimos tiempo de ver a unos cuantos jabalíes y todo!
Y, en fin, ése fue nuestro primer fin de semana de voluntariado! El resultado no fue nada mal: estuvimos al aire libre, conocimos a gente muy simpática, aprovechamos para seguir las costumbres británicas, por ejemplo en cuanto a comida (el desayuno del domingo era un completo, con huevos revueltos, bacon, etc), hicimos algo bueno por el medio ambiente y además fue un gran ejercicio de inglés!