Bueno, el
pasado día 1 de septiembre hizo 2 años desde que llegamos a Edimburgo. ¡¡2 años
ya!! El tiempo vuela cada vez más rápido…
Como viene
siendo casi tradición, durante estos días estamos teniendo buen tiempo. Pero es
una triquiñuela de esta traviesa ciudad para que los recién llegados se confíen
y piensen en que no se está nada mal, así luego en poco tiempo dejará ver su
otra cara: de frío, chispeo constante y viento helado que te atraviesa los
huesos, para dejarlos a todos confusos y pensando que en el Polo Norte se debe
de estar mejor.
Pero de momento no hay que preocuparse por eso y seguimos
disfrutando de nuestro verano escocés. Recuerdo especialmente hace un par de
días, hacía sol y entraba un aire cálido por las ventanas (cosa muy rara). Cuando
respiraba me daba la sensación de volver a aquellos días de verano cuando, después de una buena mañana de playa, me tumbaba un rato a descansar en la cama
y entraba ese mismo aire por la ventana… Increíble como olores, sabores o una
simple corriente de aire pueden traerte recuerdos de hace años.
A finales de agosto nos
fuimos a un taller organizado por una agencia medioambiental del Ayuntamiento.
Suelen hacer talleres y excursiones para todo el mundo (aunque también los
puedes encontrar para gente que sea algo más especializada) en el que tratan
distintos temas ambientales y hacen actividades. Muchas son para familias, como
una forma de dar a conocer a los niños el mundo natural que les rodea y para
que sean conscientes de él y cómo pueden ayudarlo. En esta ocasión tocó el
fascinante mundo de los murciélagos…
Quedamos al
atardecer y después de una charla en la que nos explicaron cómo son, dónde
pueden vivir, lo que comen, etc. y curiosidades como cuánto mide el murciélago
más grande, que de ala a ala puede llegar a medir 1,5 metros (yo veo eso por
ahí y me da un infarto), nos enseñaron también uno de los aparatos que se
utilizan para detectarlos. Luego nos fuimos a dar una vuelta por la reserva en
la que estábamos y pudimos utilizarlos. Básicamente transforman la frecuencia
en la que emiten los murciélagos en un sonido que nosotros podemos oír. Además
según la frecuencia a la que tengas el aparato, sabes a qué especie de
murciélago corresponde. Yo ya había hecho algo parecido durante mis prácticas
de la carrera, pero Arnau no, así que pasamos una tarde-noche muy agradable la
verdad. Cuando acabamos había una preciosa luna llena en el cielo.
Por otro
lado, ya sé que estoy un poco pesada con el tema plantas, pero es que cada vez
que veo a la Alegría, pues eso, me da una alegría! Mira que es una planta
agradecida! El otro día le conté hasta 15 flores y unas cuantas más a medio
abrir!! Si casi tiene más flores que hojas!! ¡Aquí os pongo otra fotillo! La última
de verdad…o puede que no…
Bueno, espero
que la subida del IVA y mil cosas más (¿soy la única que acaba deprimida
después de leer el periódico?) no os estropeé estos últimos coletazos de verano.
Va, que en menos de 2 semanas estoy ahí!!!!!!!!!!!!!
¡Besos a
todos!
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